Diego Armando Maradona, cuya muerte conmocionó al mundo esta mañana, tuvo también en la pesca deportiva otra de sus grandes pasiones, motivado por su padre, quien de chico le inculcó los valores y secretos de la caña y el carrete.
Quinto de ocho hijos, y primer varón, del matrimonio entre Diego Maradona (1927-2015) y Dalma Salvadora ‘Tota’ Franco (1930-2011), el Pelusa pronto mostró sus atributos para tirar línea y desenredar el carrete con tan depurada habilidad que, en cada pique, llegó a gozar de una cosecha envidiable, particularmente del dorado, el emblemático pez migratorio que habita en todo Sudamérica, la región de su natal Argentina.
Imágenes que quedaron para la historia muestran a plenitud la vida de pescador deportivo de quien, además de futbolista (delantero o mediocampista ofensivo), fue entrenador no solo en Argentina, sino en México, donde dirigió a Dorados de Sinaloa, al que, en menos de un año, llevó a jugar dos finales y ambas, para su mala fortuna, las perdió contra el Atlético de San Luis, la franquicia del Atlético de Madrid en México.
Desde que era un jovencito, don Diego padre, nacido en Esquina, Corrientes, le transmitió a su hijo la pasión por la pesca. Así fue como El 10 disfrutó durante mucho tiempo de sus salidas al Paraná en busca de los preciados dorados.

El Pibe de Oro, al igual que actores, deportistas, políticos y cantantes, se dejó ‘seducir’ por el mundo de los peces, provisto de sus mejores aparejos y afecto a tomar una relajante aventura con el pique de la caña.
Hoy, el campeón del mundo México 1986 falleció a causa de una llamada parada cardiorrespiratoria (paro cardiaco: desenlace con muerte de un proceso que puede tener su origen en un problema cardiológico, pulmonar e incluso neurológico) en un acontecimiento que consternó y paralizó al mundo futbolero.




