Visto para sentencia ha quedado el juicio celebrado este lunes en el Juzgado de lo Penal de Ceuta, en el que estaba acusado el llamado I.M.B. por un delito contra la salud pública. Fue detenido el 10 de octubre de este 2020 en Benzú y la Guardia Civil le relaciona con los hasta 90 kilos de droga que fueron intervenidos esa mañana después de que una patera de pesca los dejara en el mar y el acusado los arrastrara hasta la orilla. ¿Pero es el acusado un enlace clave para la comisión de este tráfico de estupefacientes?, ¿o era un simple aficionado a la pesca submarina que se topó con tres fardos y vencido por la curiosidad los arrastró hasta el arenal?
Ante la magistrada que ejerce ahora de titular del Juzgado de lo Penal número 2 hasta que llegue el definitivo, han prestado declaración varios guardias civiles de patrullas, uno de las cámaras térmicas y otro del Servicio Marítimo. Básicamente la información que aportaron fue la de que se detectó primero una patera dejando los bultos y, después, a una persona acercándose a por ellos. Persona que intentó huir y que terminó escondiéndose en unas rocas porque se había lastimado en una pierna lo que le frenó la escapada. Iba en traje de neopreno, pero sin otros medios propios para la práctica de pesca ni luminaria, a pesar de que era de noche, como verificó uno de los agentes.
Dos versiones enfrentadas
La Defensa ha pedido la absolución de su patrocinado y, de manera alternativa, que si la magistrada lo condena que la pena sea un grado menos por complicidad, ya que la participación de su cliente no sería plena porque solo arrastró unos bultos sin ni siquiera contar después con vehículos de transporte para retirarlos del lugar. No obstante esa pena es alternativa, ya que insistió en la inocencia de su cliente y expuso que no había tenido acceso al informe de análisis de la droga deslizando una posible nulidad, al desconocer por tanto si la cadena de custodia ha sido la correcta. La magistrada insistió en que sí consta en las actuaciones el THC de la mercancía intervenida.
¿Traficante de hachís o un aficionado a la pesca submarina?: visto para sentencia