Un turista santiaguino que llegó hasta la zona para disfrutar de sus vacaciones junto a su familia, no imaginó que su estadía en la zona terminaría en un verdadero drama tras ser picado por una medusa “Fragata Portuguesa”.
Mauricio Rubio, de 41 años de edad, quien se reconoce deportista, cuenta la verdadera odisea que le tocó vivir luego del incidente.
Los hechos ocurrieron el viernes pasado, cuando se encontraba disfrutando de las olas de la Avenida del Mar, en el sector de Cuatro Esquinas.
Fue en ese momento de solaz, cuando una medusa se le pegó en su rodilla derecha y al sentir el dolor de la picadura, de manera espontánea la tomó con su mano y la arrojó lejos.
El salvavidas del lugar al darse cuenta de la situación actuó de inmediato y le aplicó las primeras medidas básicas de lavarse el lugar de la picadura con agua de mar y le recomendó concurrir de inmediato a un centro asistencial.
Mauricio Rubio cuenta que “a los pocos minutos comencé a sentir un dolor muy intenso en la rodilla y en la mano izquierda, con la que tomé la medusa. Gracias a las instrucciones del salvavidas y el dolor que empecé a sentir, mi esposa decidió trasladarme en el auto hasta el hospital de Coquimbo”.
Sin embargo, en el camino la situación comenzó a empeorar, ya que “la pierna y el brazo se me comenzaron a dormir y comencé a ahogarme, ya no podía respirar. En el camino no avanzábamos mucho por la congestión vehicular y Carabineros se dio cuenta de las condiciones en que iba, porque me comenzaron convulsiones, por lo que me subieron a la patrulla y me trasladaron al hospital”, cuenta.
Mario Rubio a esas alturas se encontraba asustado por todo lo que le estaba sucediendo y reconoce que había leído sobre la Fragata Portuguesa, pero no imaginó que los efectos eran tan nocivos.
Entre convulsiones, el dolor y el adormecimiento de sus extremidades, cuenta que comenzó a perder la conciencia llegando al hospital semiinconsciente.
“Llegué mal, semiinconsciente y por el estado en que me encontraba el médico me atendió inmediatamente, pero el dolor era insoportable. Me aplico suero, una inyección y con una especie de bisturí comenzó a retirarme los restos como espinas que dejó la medusa en mi rodilla y en la mano, todo esto aplicando agua bien caliente, pero el dolor era tanto, insoportable, que finalmente tuvo que aplicarme morfina”, recuerda.
Agradece la atención oportuna que recibió, “yo no me había atendido nunca en un hospital público, siempre lo he hecho en clínica, pero la atención que recibí fue excelente, el doctor se dedicó cien por ciento a mí desde que llegué”.
Señala su preocupación por que una de estas medusas afecte a un niño. “Yo tengo un hijo de siete años, si le pasa esto no sé qué hago, es tremendo”, precisa.
Explica que el dolor le duró unos tres días y que aún tiene secuelas a pesar de que está medicado, tiene su cuerpo con moretones y ronchas y debe volver a inyectarse esta semana y las que vienen.
fuente diarioeldia