Aunque las principales especies comerciales de peces en el Mediterráneo y el Mar Negro sufren aun de sobrepesca, la presión se ha reducido en los últimos años y hace crecer la esperanza -por primera… Aunque las principales especies comerciales de peces en el Mediterráneo y el Mar Negro sufren aun de sobrepesca, la presión se ha reducido en los últimos años y hace crecer la esperanza -por primera vez- de que se recuperen las poblaciones, señalaron hoy la FAO y la CGPM. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Comisión General de Pesca del Mediterráneo (CGPM) presentaron este martes el reporte “El estado de la pesca en el Mediterráneo y el Mar Negro”. El porcentaje de las poblaciones de peces sobreexplotadas disminuyó en 10 por ciento, desde el 88 por ciento en 2014 al 78 por ciento en 2016. Sin embargo, es necesario un mayor esfuerzo para garantizar la sostenibilidad de las poblaciones de peces a largo plazo, señaló el informe. Ello -dijo- pasa por dar más apoyo al sector de la pesca en pequeña escala, que emplea a la mayoría de los pescadores y causa un menor daño ambiental; reduciendo las capturas incidentales y los descartes e introduciendo medidas más drásticas, como limitar fuertemente la pesca o establecer áreas restringidas (donde las actividades pesqueras estén reguladas). Esto último es especialmente necesario para salvaguardar las especies que se pescan más, como la merluza europea, que se captura casi seis veces por encima de su nivel sostenible. “La pesca aporta a la región un importante equilibrio socioeconómico y es esencial para acabar con el hambre y la pobreza”, aseguró Abdellah Srour, secretario ejecutivo de la CGPM. “La sostenibilidad puede ser costosa a corto plazo, pero no hay nada que resulte más caro que quedarse sin peces”, indicó por su parte Miguel Bernal, oficial de Pesca de la FAO y uno de los coordinadores del informe. Las pesquerías del Mediterráneo y del Mar Negro están amenazadas a largo plazo debido a los efectos del aumento de la contaminación por actividades humanas, la degradación del hábitat, la introducción de especies no autóctonas, la sobrepesca y el impacto del cambio climático. La mayoría de las especies sufre sobrepesca y la merluza europea sigue siendo la especie sometida a la mayor presión de pesca en todo el Mediterráneo, seguida del rodaballo en el Mar Negro y el jurel en el Mediterráneo. Las poblaciones que se capturan dentro de límites biológicamente sostenibles incluyen sobre todo especies pelágicas pequeñas (sardina o anchoa), y algunas poblaciones de salmonetes y camarones de aguas profundas. Según el informe, en general los niveles de captura de peces se han mantenido estables durante los últimos años, pero se han reducido notablemente respecto a los años récord de la década de 1980: se pescaron 1.2 millones de toneladas en 2016, frente a dos millones de toneladas en 1982. Esos 1.2 millones de toneladas comprenden 830 mil toneladas de peces capturados en el Mediterráneo y 390 mil toneladas de peces del Mar Negro. La mayor parte de las capturas son pequeños peces pelágicos (sardinas, anchoas que representan un tercio del total), y se captura un elevado número de especies en comparación con otras áreas del mundo. En toda la región, la primacía en la producción de la pesca de captura en 2014–2016 la sigue teniendo Turquía (321 mil 800 toneladas y 26 por ciento del total de desembarques, comparado con 31 por ciento en 2013), seguida por Italia (185 mil 300 toneladas y 16 por ciento, similar al porcentaje de 2013). Argelia (96 mil 300 toneladas y 8.0 por ciento) y Grecia (65 mil 700 toneladas y 5.0 por ciento) mantienen también los mismos porcentajes (que en 2013) en la contribución al desembarque. Tanto Túnez (185 mil 300 toneladas) como Croacia (74 mil 400 toneladas) muestran un aumento en comparación con 2013 (de 7.0 a 9.0 por ciento para Túnez y de 3.0 a 6.0 por ciento para Croacia). Los desembarques totales para España (78 mil 200 toneladas) disminuyeron de 8.5 a 7.0 por ciento del total. Entre las subregiones, el Mar Negro continúa aportando la mayor contribución a la producción de la pesca de captura, con 32 por ciento del total, seguida del Mediterráneo occidental (22 por ciento del total), el Mar Adriático (16 por ciento) y el Mediterráneo central y oriental (15 por ciento cada uno). El nivel de descartes y captura incidental de especies vulnerables es aún preocupante: se descartan 275 mil toneladas de peces cada año en el Mediterráneo, aproximadamente 18 por ciento de las capturas totales. En el Mar Negro, los descartes se estiman en unas 45 mil toneladas, en torno al 10-15 por ciento de las capturas totales. Algunos sectores generan más descartes que otros: la pesca de arrastre, por ejemplo, supone más de 40 por ciento en algunas zonas, mientras que la pesca en pequeña escala suele mantenerse por debajo de 10 por ciento. Según el informe, las capturas incidentales de especies vulnerables son relativamente inusuales, pero resultan importantes, ya que las especies capturadas son especies cuya conservación genera preocupación. Entre las especies vulnerables más afectadas por la captura incidental se encuentran las tortugas marinas (que aparecen en ocho de cada 10 informes de capturas incidentales), seguidas de los tiburones, las rayas y las mantas (que figuran en dos de cada 10 señalizaciones de capturas incidentales, respectivamente). El número más bajo de capturas incidentales corresponde a las aves y los mamíferos marinos, y solo se incluyen ocasionalmente en los informes de capturas incidentales. El informe se ha publicado con motivo del primer Foro de la CGPM sobre Ciencia Pesquera (Fish Forum 2018), celebrado en la sede de la FAO del 10 al 14 de diciembre de 2018, como reconocimiento al papel instrumental de la ciencia en la mejora del conocimiento para la gestión sostenible de la pesca.
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