Solo los pescadores conocen las sensaciones que recorren su cuerpo y su cerebro cuando el sedal se tensa y comienzan los tirones, acompasados, de la captura tratando de huir del anzuelo que atraviesa su boca. Son momentos de relajación, de olvidarlo todo para concentrarse únicamente en ganar la batalla al pez capturado. Los beneficios de la pesca recreativa están en boca de todos los que, alguna vez, la han practicado; pero ahora por vez primera se ha demostrado científicamente que este deporte mejora la salud de las personas.
Ha sido gracias a un estudio de la USC liderado por Pablo Pita, Sebastián Villasante, Gillian Ainsworth y Manel Antelo, publicado en la revista ‘Ecosystems and People’, que ha quedado consolidado que salir a pescar mejora la calidad de vida. El aire limpio, el esfuerzo físico y la sensación de calma liberan a los pescadores del estrés acumulado, llegando incluso a mejorar su calidad de sueño. Para llevar a cabo el trabajo, explica Pita, «comparamos los niveles de estrés de los pescadores dependiendo del esfuerzo de pesca que ellos realizaban», es decir, con qué frecuencia cogían caña y anzuelos para acercarse a la costa a probar suerte. Descubrieron, mediante un amplio y concienzudo cuestionario, que «los pescadores que más iban a pescar tenían mejor salud, mejor sueño, más estado de ánimo y comían más pescado y marisco«. Esto último, claro, tiene que ver con sus capturas. Los peces capturados son esencialmente para consumo propio pero, además, los investigadores también tuvieron en cuenta la cesta de la compra. Quien más pesca, más pescado consume.
La investigación tiene como eje principal el amplio cuestionario que se repartió a casi 250 pescadores gallegos. El proceso, recuerda Pita, «fue complejo, la verdad». Tenía que ser preciso, completo, y que arrojara la información sobre salud necesaria, por ello se contó con «un equipo multidisciplinar en el que se incluyó a expertos en la salud humana». El resultado fue satisfactorio: por primera vez ha quedado demostrado, de manera científica y con una aproximación epidemiológica, que la pesca es buena para la salud. «Nunca se había hecho algo así», detalla el investigador. Lo único parecido fueron «algunos trabajos analizando las percepciones», pero, insiste, «es la primera vez a nivel epidemiológico».
Los pescadores, en realidad, ya sabían eso. No necesitaban que la ciencia lo demostrara. «Ya sabíamos que era bueno», cuenta José Antonio Beiro, presidente de la asociación FEDPEMAR —colaboradora en el trabajo ahora publicado—, sin mucha sorpresa, pero agradecido porque haya quedado consolidado el descubrimiento. Es sencillo: pescar sirve para desconectar de todo. Lo que algunos encuentran en otros deportes, videojuegos o lectura (la lista podría ser infinita), también lo aporta la pesca, acompañado de numerosos beneficios para la salud. Lo resume Beiro: «Nos divertimos, pasamos el rato, no pensamos en cosas malas… Y cansa mucho, no es como tomar una caña», ironiza, «entonces cuando llegas a cama estás rendido».
Dieta
En la mayoría de casos, los pescadores no faenan solo por las capturas. Los motivos van más allá de eso, pero las piezas que uno se lleva a casa son otra gran baza a favor. El estudio liderado por Pita hace hincapié en que la dieta de los pescadores favorece su buena salud, pero no solo por lo que pescan. Beiro confirma que el pescado es el pilar fundamental de su alimentación, pero «no vamos a pescar todos los días, aunque ojalá. Cogemos peces contados, y rara vez llegamos al cupo de los 5 kilos», pero aún así consumen más este tipo de alimento que la población general. Él, por ejemplo, va a «la plaza o al mercado tres o cuatro veces a la semana».
Los «pescadores recreativos también consumen más marisco en su dieta», apunta Pita. Reciben, de esta manera, más nutrientes que ayudan a prevenir problemas cardiovasculares, respiratorios y mentales, además de otras patologías como el cáncer. «Los médicos en Japón recomiendan paseos por la naturaleza», cuenta el investigador a ABC, «pues esto es algo similar». La pesca «beneficia a un grupo de población relativamente numeroso, alrededor de un 3% de la población de Galicia, que ademas tienen bastante edad media», con más de 50 años.
José Antonio Beiro era apenas un crío la primera vez que cogió una caña de pescar entre sus manos. Fue con su padre, y ahora, décadas después, él hace lo mismo con su nieto. «Cuando coge cuatro calamares se cree el rey del mundo», rememora. Es consciente de que el sector está muy envejecido, por eso «hay que írselo inculcando a los más jóvenes», que representan una parte muy pequeña de la pesca de recreo.
Tampoco las mujeres abundan. Aunque «es muy difícil conocer la cifra exacta», Pita calcula que rondará el 5%. «Llama la atención, pero es algo que pasa en otros ámbitos recreativos o deportivos. Las mujeres no encuentran la actividad atractiva», cuenta, pero espera que «la brecha se vaya disminuyendo» a medida que se extiendan sus beneficios para la salud. Con todo, Beiro quedó «sorprendido gratamente» cuando, por un trámite de la asociación, detectaron que el número de mujeres pescadoras superaba todos sus cálculos. Más de un 20%, aproxima. Eso sí, «todas ellas pescadoras de puerto», ninguna practicaba la actividad en embarcación.
https://www.abc.es/espana/galicia/ciencia-demuestra-beneficios-salir-pescar-20220911100316-nt.html